20170718

Toriyama en el Taller

Data Estel·lar akibekei Dimarts 20170718

Akibekei o akibakei (del barrio Aki Ha Bahara de Tokyo): leo por ahí que es un fan del anime. Sigo leyendo y me entero de que "otaku" está mal visto, "friki" pero como insulto (como era freak en España hasta principios del siglo XXI cuando se puso de moda y todo el mundo decía que lo era: "somos un grupo de música que hace música friki" porque cantaban Manolo Escobar y también ópera, o algo así),  que es como un "cani" español, un "ni-ni", un fan del manganime pero de clase baja... que es lo normal pero ¡ay, sí que existe, sí, la lucha de clases!, así que unos listillos nipones se inventaron un término para algo que se ve que también existe en inglés: el geek-chic o el akibatei, basado en un barrio de cierto tecnolujo consumista. Nada nuevo bajo el Sol. Nada nuevo que Marx o Engels o alguien del siglo XIX de cuyo nombre no queramos acordarnos no hubiera hablado, alguien tipo Durkheim... En Economía cuentan una segmentación del mercado por la cual el mismo e idéntico producto se vende a dos grupos separados por edad, por clase social, por sexo. Una misma máquina de afeitar se vende para hombres y se les dice ques eso es muy de hombres,  y para mujeres, pero a las segundas se les pone un color rosa. Y así con todo.

Buscaba un palabro que leí hace muchos años: los otakus que solamente lo son de Son Goku y/o de Arare o, como mucho de algo que haga Akira Toriyama.

Vista la miríada de producción publicada en España: para resumir, tiros y niñatos de institutos, magia y peleas, y luego cosas que son tan para adultos que nunca llegaré... pues igual soy de esos, de los toriyameros o como les llamen. Si alguien sabe el palabro, que nos lo haga saber.

En ese sentido, un día me topé con un manga de Toriyama. Sabía que no me defraudaría... pues así fue.

Autor: Akira Toriyama y Akira Sakuma
Título: Akira Toriyama: Taller de Manga. 
Fecha edición española: octubre 1996
Título original: Hetappy.Manga Kenkyujo. 
Fecha edición original: 1984
 Editorial Planeta DeAgostini Comics. Misteriosamente lo editó bien: en sentido de lectura japonés. A alguien le darían una patada al paro. O que se lo permitieron a algun protegido, porque eso pasa mucho.
Editora: Ana María Meca. Pongo el nombre porque espero poder hablar sobre ella en próximos artículos pero hay tantas variables para llegar a ello que, buf.
Tamaño: 210mm de alto * 135mm de ancho *10mm de ancho. Ocupa poco: perfecto.
Tapas con solapas: si les hace gracia, es mejor que unas sobrecubiertas de esas que se rompen, se caen y se pierden.

No está nada claro que sea una traducción del libro original porque la página de los créditos tiene escrito que "está realizado a partir de", no que sea "traducción de". No me extrañaría que un día salga otra edición con mil páginas porque la de 1996 era un resumen.

Por esas épocas de 1996 no podíamos estar muy atentos de mangas porque había cosas muuuuuuyyyyy importantes que tenían que salvarnos la existencia. Tampoco se veían en los establecimientos tipo librerías por los que uno pasaba. La verdad es que las universidades y sus librerías, como Abacus, eran ajenas a lo que fueran tebeos, salvo un poco de Tintín y de Astérix y de Mafalda (los tebeos "bien educados" y de quedar bien). Luego, cuando sus hijos dieron la lata, alla por 1998, ya metieron manga. En el 2017 en Abacus, que son las librerías principales en las universidades, hay todo tipo de basura, sin distinción, aunque los tebeos sigan siendo minoritarios e incluso hayan retrocedido con respecto a la primera década del siglo XXI.

Se citan dos autores pero no está claro quién hizo qué ni ambos hicieron de todo. El protagonismo en fotos y dibujos se lo lleva Toriyama, el dibujo parece suyo y el guión no parece alejado de lo que podemos esperarnos de él. Sin embargo, quién sabe.

Nos encontramos ante un libro para aprender a dibujar manga.

¿Otro libro sobre cómo dibujar tebeos/mangas? No: el mejor.

Comienza por lo más fácil. Se lee en formato tebeo, cosa primordial pues es un fraude hacer libros de letras cuando nos están diciendo que todo se puede contar en un tebeo. Ya, ya, que no saben, que muchos que cobran por dibujar NO SABEN y además les entra una vergüenza total que los inhibe de dibujar tebeos.

Nos hemos abochornado leyendo muchas novelas gráficas que son bustos parlantes. Se criticaba a la novela de kiosko que abusaba de los diálogos: guión precedente de un texto segudo de guión precedente de un texto que era la réplica, etc. ¿Qué decir, pues, de los novelones gráficos, que ejecutan tal cual esa idea? ¿Y de los hacen como los malos actores que asen tazas, vasos y copas porque no saben qué hacer con las manos? Es decir, esos dibujos donde vemos a gente presuntamente corriente cortando y volviendo a cortar verdura una y otra vez como diciendo "¿veis qué normal que soy?" y eso con lo que he pasado en esta vida que os cuento en mi novela gráfica?

Hubo el intento, que fue un espejismo, que uno creyó que era lo que se encontraría desde entonces cuando leí en la edición de -no es repetición- de Ediciones B-Grupo Zeta del año 1993, El Arte Invisible de Scott McCloud, que es un ensayo sobre la historieta, sobre sus recursos, sobre su Historia de manera parcial, sobre sus posibilidades, sobre lo que se ha obtenido y sobre lo que se espera de dicho medio, sobre la definición y de dónde sale dicha definición, sobre el arte en general... bueno, uno esperaba tontamente que todo el bagaje del siglo XX desembocara en eso. No fue así. En el 2017 no vivimos en mi mundo de tebeos basados en la semilla de Scott McCloud, ni mucho menos.

No, lo de esa gente que hacen diez mil fotos y luego las trucan y las hacen pasar por reportajes gráficos en forma de novela gráfica no tienen vivacidad. Y con Joe Sacco pasa lo mismo.

En buena parte porque se perdió esa memoria. Os sorprenderá que diga que no se llega a eso porque se pierde la memoria de Escobar, de Raf, de Segura y de otros, aunque, con ellos hay suficiente, y no me tengo ni que ir a buscar a autores de otros países ni de otros estilos, de dibujantes que incluso aún estaban en activo en esos momentos. Sé por qué se pierde: por ignorancia pasiva (no los conocían) y por la peligrosa ignorancia militante ("eso es de género, eso es de críos, es de otras épocas"). Hágase lo mismo en otros lados.

Cierto: esos autores tampoco fueron capaces de ir más allá e incluso se fosilizaron o se dejaron fosilizar por la industria, seguramente que para asegurarse las lentejas para entonces y para su jubilación. Claramente, hay una responsabilidad que cae de manera dura contra los editores de todo tipo.

Con Taller de Manga, nos encontramos POR FIN con algo que no veíamos ni leíamos desde Scott McCloud (cuando dibujaba, no cuando ponía dibujos copipegados por ordenador). Hay una estructura narrativa, una estructura temática, unos personajes que nos guían: el alumno Tapón y el sensei o maestro Akira Toriyama.


A partir de ahí, se señalan bastantes cuestiones de los manga. Que no es solamente dibujar, que hay que acabar los dibujos, que hay que enmarcarlos en una viñeta, que hay que usar unas proporciones... pero eso contado con ejemplos del alumno que se equivoca y del sensei que lo hace bien... ¡y siempre hay la posibilidad de que nos haga reír! He descubierto que este presunto país de genios (falso, no lo es) y de la risa fácil no es un país del humor. El mecanismo mental para seguir un chiste no está al alcance de la mayoría. El humor no es un gato que se cae de un balcón y que te lo envía tu excuñado por el whatsupp y que tú sueltas a viva voz en el trabajo: jajajaja, mira qué gracioso. El humor no es soltar palabrotas o tacos. Tampoco es insultarse ni darse patadas.

Toriyama conoce los engranajes y nos los muestra para que pesquemos lo que podamos. Sin miedo.

Eso sería la primera parte.

Luego hay una segunda parte que promete ser más pesada ¡pero que no lo es! Los lectores envían sus dibujos y, en vez de hacer como miserablemente hizo Ediciones B-Grupo Zeta a partir de 1987 (es que he estado revisando revistas y, buuuuf), que evitaban dibujos de los lectores, poesías o comentarios y los reducían a lo mínimo (salvo los dibujos que estaban vetadísimos)... en vez de irse por las ramas... ¿habéis leído el correo desesperante de La Criada Respondona de TBO de 1988 en adelante?

Lo que hacen es publicar páginas de los lectores y COMENTAR sus aciertos y sus fallos de manera clara y nítida.

Francamente, estoy viendo un programa de TV3 llamado Joc de Cartes, que va de restaurantes: no se ve cómo se cocina, no se sabe qué se cocina, no se dan a conocer los ingredientes, no vemos realmente ni el restaurante ni el entorno y no se dice en qué puede mejorar cada establecimiento. El presentador es un presunto cocinero (así aparece en un pograma de cocinas) pero solamente sabe jalar sin parar. El objetivo final es meter cizaña, para lo cual se crea un programa suplementario, Fora de Carta, que ha sido denominado el "Sálvame català" pero que es su versión fallida, donde se ahonda en en la malediciencia en vez de dar pautas de mejora de la cocina, del espacio del restaurante, que parece que ¿podría ser un objetivo loable de una tele pública pagada por los impuestos de los que pagan impuestos y no los evaden? El tribunal, como es habitual en este país, no es de profesionales o de expertos en aquello que se evalúa sino de gente que no tiene ni idea y no le importa, que pasan de pasillo en pasillo, de puerta giratoria en puerta giratoria, de coche oficial en coche oficial, de canapé en canapé.

En realidad, ese programa sirve de ejemplo para ver que el Taller de Manga NO puede existir en este país (llamadle España o llamadle Catalunya). Un sitio donde el sensei NO sienta pánico ante un discípulo sino que le enseñe a mejorar.

Así podríamos seguir con profesorado variado en todo el espectro educativo, o en jefes o en compañeros de trabajo, o en profesionales con más experiencia o en amistades presuntas. La mejora del entorno, la mejora del otro no está entre los objetivos. No aprenderás a nadar mejor porque puede ser que me superes y ¡eso no, eso no!

¿Habéis conseguido que os enseñen a jugar a fútbol, a baloncesto, a cartas? ¿No os han dicho: tú ves aprendiendo sobre la marcha, viéndonos a nosotros? ¿No os han dicho que eso lo sabe todo el mundo?

¿Cuántas veces en cuantos cursos a los alumnos se les pregunta si tienen dudas y se ven tres posibilidades con dos momentos de pánico? En uno, nadie pregunta porque todo el mundo se mira y entienden socialmente que todos lo saben o, si no, es que son tontos, y eso no, que no soy tonto; el primer momento de pánico es que alguien pregunte porque eso puede poner en evidencia al profesor, y pasa -mirad cómo pongo los dedos- así de veces; el tercer momento de pánico es que alguien pregunte y ponga en evidencia la ignorancia del conjunto del alumnado, cosa que también sucede.


Estamos ante un tebeo que se puede leer, que se puede aprender porque de todo se puede aprender, pero que está estrictamente pautado aquello en lo que se incide para aprender. Está a la vista de todos,

Y además, el sensei corrige e incluso redibuja algunas viñetas de los lectores.


¿Qué editorial o qué autor o qué dibujante español ha realizado algo así en los últimos 60 años?


Dibujo impactante, adecuado, claro, por el cual el lector sabe lo que está viendo y el dibujante sabe lo que quiere enseñar.

¿Alguien tiene alguna duda de por que jamás se ha reeditado?