20120610

¿Qué haces luego con los tebeos?

Data Estel·lar procedimental Diumenge 20120610

24 horas después de lo de España y un año después de lo de Grecia, Portugal y algo más desde lo de Eire, aún no han dimitido todos los Comisarios Europeos en bloque ni todos los gobiernos estatales europeos. Seguiremos esperando a ver cómo cobran sin tomar responsabilidades toda esta panda de listos.

A veces surge una pregunta. La última vez cuando el rescate bancario. Gambito me hizo esa pregunta de "¿qué haces luego con los tebeos?" o "¿lo vas a empezar a leer cuando llegues a casa?" Existen otras preguntas: ¿la gente que compró bibliotecas marvel y que con tanto entusiasmo las pedía y adquiría, según las cartas de los correos, luego las conservó como ese oro en paño que decían que era? Esta pregunta me fue contestada cuando el rescate bancario: vivimos en una sociedad consumista de usar y tirar. Algo que gusta mucho, aunque a un servidor le parezca que es incluso caro o de cantidad de dinero respetable (16€ multiplicado por tantos números) corre el camino de la basura... a menos que un alma caricatativa se interponga y consiga salvar esos tebeos. La compañera o esposa o mujer dice: "ya está bien de esos cuentos, ¿no?" y el compañero, parejo de hecho, esposo, hombre va y se deshace de eso que, según dijo, tanto interés tenía en conservar. Me ha resuelto una duda que me intrigaba, habida cuenta de que la Era de la Gran Especulación trajo consigo pisos de espacio aún más reducido. Recordemos cuando la antisosial ministra de Vivienda del PSOE dijo que había que hacer "soluciones habitacionales de 30 metros cuadrados"... celdas de ermitaños, cárceles, bidones de Diógenes (pero este filósofo lo escogió) o contenedores de barcos... aun sin eso, estábamos hablando de pisos de menos de 90 metros, ¡qué digo 90! 80... 75, ¿me creería si le dijera 65 metros cuadrados? ¿Quién es el jefe de logística y capataz de almacén capaz de guardar tebeos y libros en tan escaso espacio? Evidentemente, no es dinero fácil todo lo que lo parece. También hay una ideología detrás: que los pobres no tengan de nada, ni espacio. Se permite que el precio del suelo suba a lo loco, no se regula la cantidad de metros cuadrados, se dice que eso es lo que pide la gente, el consumidor, con su gran sabiduría (ah, la racionalidad económica individual, la mayor sabiduría de individuo para seleccionar las mejor preferencia de consumo, y la mayor mentira repetida por los economistas-filósofos neoliberales, como ya se había descubierto en 1999). Con esto se obliga a que la gente tenga lo justo... que puede ser inadecuado, puede ser de puro consumismo electrodoméstico (la yogurtera)... pero donde se sabe que lo que seguro que cae es el aparato cultural: libros, revistas, tebeos... eso va a la basura o directamente no entra. Esto ha influido mucho -lo digo por conversaciones que he escuchado toda la vida- en la pérdida de preeminencia de los tebeos. No es sólo la tele o la plei. Es también el espacio disponible. O la psicología asociada al espacio disponible, con una mentalidad asociada de ultraconsumo de usar y tirar.

Esa fue una respuesta que obtuve, por fin. Y eso explica el caso raro, para mi mentalidad, de cómo una editorial sacaba hoy una edición de superhéroes parece que bastante completa, y mañana otra con una portada distinta, y pasado mañana una con tapa más dura, y la semana siguiente un tomo con todo esto en plan "absolute"...  ¿y se lo compraban los mismos? Pues sí... porque ya habían ido tirando lo anterior.

Ecología cero, claro.


Pasamos al caso que me ocupa, que no quisiera que el lector pensase que se me va el santo al cielo, cosa que no me sucede nunca.

Vas a una tienda... o, como soy así, a un mercadillo, a un sitio con tebeos viejos, de segunda mano... camino, paseo, leo, ojeo, hojeo, comento, escojo, pago, embolso... y regreso al hogar tras una incursión en tierras lejanas.

Y viene la pregunta:

¿QUÉ HACES LUEGO CON LOS TEBEOS?


Luego, cuando llego a casa lo que hago es lo siguiente.

La foto sirve de resumen y de guía de contenidos... para que luego alguien, y no miro a nadie, se queje de la falta de imágenes de este blog...

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Paso 0: abro el tebeo, reviso su estado, aunque ya lo hiciera en la tienda. A veces te llevas la sorpresa de que los tebeos nuevos de tiendas nuevas, o incluso adquiridos en las paradas de editoriales del Saló del Comic tienen taras o suciedades.
Aquí vendrían una serie de pasos subcero o subuno+subdos: si el tebeo o libro está realmente mal, conviene arreglarlo, recolorear, rascar, recortar alguna página con un pegote. No me pasa a menudo, porque soy escrupuloso, pero a veces me puedo emocionar o distraerme con alguna conversación, y llevarme a casa algo en malas condiciones para mí, que no soy fetichista de objeto sino que me interesa su contenido. Si las historietas viejas las vendieran en nuevos formatos, a precios razonables y todo eso, no me compraría tebeos viejos. De todos modos, suciedades varias los pueden haber en tebeos nuevecitos y pagados a precio de rescate bancario... por eso conviene, ante una pila de tebeos o libros o incluso diarios, revisar el que esté mejor... al menos, hay que intentarlo.

Paso 1 (alcohol) y 2 (papel de cocina, o de limpiar, aunque prefiero algodón, porque no engaña, sic. En la foto, van con el mismo color de línea del recuadro.

Sobre el alcohol de quemar (o del de 96º). Intenté lo que me dijo un vendedor sobre el Coral (Mistol, Fairy, jabón de lavar platos), pero a mí no me sirvió. El alcohol tiene la fama de ser agresivo: es lo que quiero, que lo mate todo. Si se lleva parte del dibujo... se lo llevará una vez pero no en el siguiente tomo. Poner alcohol en un colecciónole de tapa acartonada de los pequeños, de Editorial Bruguera, puede que se lleve algo del color. Si es el amarillo de la contraportada, tampoco es tan grave. En caso extremo de pérdida de color, y no sólo de que el algodón o el papel de limpieza (secamanos, de cocina) se manche, lo que se puede hacer es volver a pintar con plastidecor. Tampoco pasa tanto.

Pero es que se corra el título. A este respecto, cuidado con arreglar dibujos o títulos corroídos. Incluso con rotuladores familiares del rotring, que se supone que son de tinta china o de un coloreado fuerte, al pasar el alcohol, zas, se va, y entonces sí que se corre, incluso aunque pareciera que la tinta ya estaba seca.

Aplicación del alcohol: una gota. No echar medio bote en cada tapa.

A veces, parece que una tapa está limpia pero el algodón queda negro. También conviene darle al lomo. Y al borde las hojas, donde es más difícil.

Si hay que arreglar tapas o lomos o pegar o encolar, hay que usar cola de carpintero, la de color blanco, la que sobra de cuando montas un mueble-kit. Esto se lo vi a un jefe una vez: tomó un libro cuya tripa (papel interior) estaba totalmente suelta de las tapas, le puso cola de carpintero, lo aprisionó bajo un gran peso (otros libros, listines de teléfonos, enciclopedias, cajas... sistemas hay muchos). Unos pocos días después, lo sacó, abrió el libro por las dos tapas a la vez, lo puso boca abajo -las tapas abiertas en horizontal haciendo 180º entre ellas, y perpendiculares a la tripa que caía hacia el suelo por la le de la gravedad-... Aguantó. Sí, señorías: aguantó.

Se puede coger un trozo de cartón o una maderita fina para usarlo de nuevo lomo. Se recorta al tamaño del lomo antiguo y se pone. O se recorta al tamaño del espacio que ocupaba un lomo nunca visto. Si hablamos de tebeos, y desconocemos el formato de lomo en origen... y no queremos simplemente poner un cartoncito pintado de un color majo (con ceras tipo pastel queda bien, luego se forra y queda lindo y resistente)... o tampoco te conformas con escribir el texto del lomo a mano o ordenador ("Las bonitas historias de Kirikí y Cocó"), ni siquiera con un dibujo alusivo hecho a mano o escaneado de la portada o incluso con el texto de la portada escaneado, alterado, reducido de tamaño y puesto en el lomo... si no te conformas con nada de esto pero tienes el lomo roto, yo optaría por ir al foro de la TIA... antes de que le cambien de nombre (es que hay un debate sobre si irse a otro sitio, si ponerle un nombre distinto... ya no sabemos qué hacer para ser más frikis que los demás). Allí pides que alguien te escanee el lomo... a no dudar, si lo tienen lo harán. Lo dicho: hay frikis, que digaaaa, especialistas en lomos de tomos de tomoylomo (este chiste era fácil de hacer). Si lo tienen, no tardarán mucho en ponerlo, entonces se guarda, se imprime en colores y se pega sobre el cartón que servirá como soporte al lomo. Se forra, para asegurarse de que el papel no se despega del lomo (el lomo es la parte más tocada de un libro, y si tiene un papel, pues caerá de toquitearlo). Y ese forro aún hace más resistente las aristas del lomo.

También se puede arreglar un lomo roto. Falta una parte del lomo, pues se pone un trozo de papel o cartoncito (es que las tapas originales son cartón... nada más). O se pinta el trozo roto. O se forra sobre el pequeño espacio que falte.

Con un tebeo normal, un álbum o incluso una revista (aunque hacer este trabajo para un formato revista pienso que es excesivo en esfuerzo y en gasto de material -alcohol, algodón o papel de cocina-). Otra cosa es que sea una revista tipo Dolmen Europa (encolada, que es más tipo album tipo Olé) o una revista tipo Mortadelo Gigante (encolada) o Zipi y Zape Especial  (grapa) de los años setenta que pueden tener un valor especial por su contenido o por el propio formato.

Limpiar con alcohol puede ser un proceso arduo en tiempo. No conviene hacerlo en días de mucho calor porque el alcohol quema. Pero, bueno, yo lo he hecho en horas de siesta, y sigo vivo (creo).
Si se comienza, por favor, no se desista: esa mancha negra o esa tira negra que está ahí pero que jamás antes había visto TIENE que ir FUERA. Eso va a marcar el grado de limpieza a partir de ahora.

El alcohol puede ayudarnos parcialmente en la lucha contra la humedad. La Maginoteca trató ese tema. En plantas bajas, en zonas ríos, lacustres, torrentes (rieras)... en resumen, en el Vallès hay mucha humedad. En la zona costera catalana también. Puede hacer calor pero también hay humedad persistente en zonas de Valencia o Murcia. Es un rollo. Se tiene que vivir con eso, pero se tiene que impedir que nuestros tebeos y libros se vean fatalmente afectados.

¿Hasta cuándo hay que rascar con el alcohol y el algodón? Hasta que quede limpio. Hasta que el algodón no se ensucie más... o el siguiente algodoncito no se ensucie más. Hasta que, pasando el papel o el propio dedo o la mano, la superficie de una tapa tipo taplástico como un Biblioteca Marvel quede realmente suave. Entiendo que el alcohol, al quemar, pule la superficie.

Eso tiene un efecto: si la tapa original era rugosa, quedará menos rugosa. ¿Te interesa mantener esa rugosidad por un motivo estético, decorativo o nostálgico? Decídelo. Ahora pienso en un tomo tipo Manual de los Jóvenes Castores, o un Moomin de D&Q... ese tipo de papel que imita ropa, al pasarle un algodón puede que quede más liso. También es cierto que no hay que ser tan estricto. Se puede limpiar un poco y listos, pasando el papel como si fuera un sopeteo de salsa o de aceite con pimienta de conejo.

No he probado nunca otros sistemas: cepillo de dientes o algo así, para aplicar el alcohol... o igual con eso sí que va mejor el jabón de los platos, o igual se puede usar el resto final del bote de lavadientes (tiende a infinito su contenido, como saben los matemáticos). Y digo el resto porque tampoco es cuestión de malgastar un tubo de lavadientes en limpiar cuatro tebeos roñosos. Allá cada cual con la definición de su Frontera de Posibilidades de Consumo.

Investíguese. Experiméntese.

Repito que los colores de los recuadros con número de la foto (y los de los "pasos" del texto) tienen relación temática.

Paso 3: elegir el papel de forrar. Desde finales de los noventa... o desde que vi las posibilidades de ser socio del Abacus opté por ir forrando libros o tebeos con papel transparente de forrar, del de pegatina (adhesivo), no del de plástico de meter fruta (siempre me ha dado rabia, y aún  más hoy en día cuando sé que incluso lo usan en las escuelas, las mismas escuelas que malgastan papel y tinta en tantas cosas pero que no usan el papel adhesivo). Mi idea es gastar poco en estas cosas. Seguro que los años hace que el montante total vaya subiendo... pero al principio opté por usar los restos para ponerlos en las aristas o esquinas de algunos tomos. Son las regiones que más sufren.

Cuando tienes cuatro libros o tebeos ni lo notas, pero cuando tienes muchos, y comienzas a moverlos porque los relees, los prestas o los reordenas, o porque no te caben todos y hay que poner cosas encima... las aristas se desgastan (les sale el papel blanco al desgastarse la capa pintada superior... y habría que volverla a pintar o arreglar antes de forrar, si se notase demasiado).

Evidentemente, todo este procesos que tantas líneas ocupa se realiza de un golpe de visión. Este tebeo está bien, este otro no pero es pasable. Aquel otro hay que arreglarlo, o simplemente con pasarle el alcohol hay de sobras, y a forrar y listos.

El papel elegido tiene que ser barato (no nos vamos a gastar más que en el tebeo). Y removible. Da mucha rabia pegar un papel, equivocarse o un golpe de aire o un imprevisto, que siempre pasan cuando no toca, haga que se peque el papel donde no toca, o el algodón -ah, ¿por qué no lo tiré a la basura antes?- se pegue al papel cuando estamos poniéndolo en el libro. Si al retirar el papel, por cualquier circunstancia como alguna de las apuntadas, nos llevamos p'alante la portada... hemos fracasado...pero más aún ha fracasado la empresa que fabrica el papel de forrar... porque jamás volveremos a comprar esa marca. Es por eso que opto por la marca Ineta. La primera vez un rollo me costó 100 pesetas. En euros pasó a 80 0 90 céntimos o cents... supongamos que hoy día -ni lo miro- valga 1€... pero puedo forrar no menos de 5 bibliotecasmarvel (libros o tebeos de tamaño similar). Caben en el ancho del papel sin problemas. A partir de ahí, libros de bolsillo, de aquellos mal editados de Alianza (por más que digan) o de aquellos feos de Cátedra, que son tan pequeñajos y se rompen antes de la mitad... u otros... Copitos, Pulgarcitos, ClásicosDC... ese tipo de tamaños cunden mucho. Por menos de 1€ la calidad del encuadernado gana un 1000%. Es algo que la editorial tendría que poner de fábrica, pero eso sería como pedir peras al olmo. La editorial fabrica libros, luego no los distribuye, no los promocione y al final los tritura. Es su lógica editorial. La que a mí no me funciona porque no soy empresario de una editorial.

En la foto se ve claramente cómo cabe ese bibliotecamarvel de la forma más eficiente posible para aprovechar el papel.


Paso 4: recortar el papel de forrar.
Paso 5: elegir por dónde pegaremos el papel, medir los bordes, para que no sobresalga mucho por un lado y quede justo o sin papel por el otro. Es cuestión de práctica. Se puede tomar más papel para asegurarse (pero hay que planificarse un poco). Más papel también es más difícil de manejar o más fácil de que se pegue entre sí. Conveniente es poner pesos.

La regla o una regla de las de 30cm o una tabla de madera sirve también para ir aprisionando el papel a la hora de pegarlo, que sería el paso 6 . Se comienza arrancar por una punta. Hay que elegir si queremos forrar antes la portada o la contraportada. A veces parece mejor equivocarse al principio; pero a veces parece más fácil no equivocarse al final. Hay que probarlo un par de veces.

Las primeras veces es conveniente arrancar el papel pegado al adhesivo de la mitad (portada, contraportada) que vayamos a pegar, para no deslizarse en poner más papel del que convenía para esa parte, y quedarse sin papel para la siguiente.

A la hora de medir el papel necesario: recuérdese que el lomo también va forrado. La mayoría de lomos son de menor o igual a medio centímetro. Un centímetro es ya un tocho de libro.Conviene poner el libro con la contra

Todo es arreglabe. Si pasa, pues cortas papel para el trozo sin forro, y tampoco se notará tanto.

Las pruebas o las primeras veces conviene hacerlas con tebeos menos importantes. Sin embargo, en uno de mis primeros intentos serios yo forré el BM: 4F de Galactus, que es el que me parecía más chulo.

También se puede optar por forrar sólo los cantos o aristas o esquinas o bordes. Pero luego te das cuenta de que también es importan el lomo: parte superior, parte inferior... ¿por qué no todo el lomo?, ¿y lo de alrededor?...

Para pegar el forro conviene ayudarse de algo pesado. O de una regla o de algo que haga presión.

Si nos fijamos en cómo funciona una impresora, multicopista, grapadora, sandwichera o una plastificadora de oficina o una máquina de fabricar material plástico, o tantas otras, notamos lo siguiente: aprisionan el producto para que no se escape. De pasar el producto por entre los engranajes o las paredes aprisionantes, lo dejan pasar poco a poco pero seguro, sin vuelta atrás. Mi idea es hacerlo así.

Y te puedes ayudar de la propia mesa, sobretodo si su canto es abombado o cóncavo (convexo). Se puede hacer también con el borde liso vertical, plano, octoédrico, perpendicular a la superficie superior, pero pienso que ayuda que sea un poco curvo.

Se pasa poco a poco el tomo, cerrado (no abierto, porque forramos primero una tapa y lueo la otra, una contraportada y luego la portada, por ejemplo), con la mesa ejerciendo presión inferior. En la parte superior tenemos la parte que no estamos forrando; la parte inferior hacia la mesa es la que da contra el plástico de forrar, liberado del papel (o en proceso de liberación). Yo opto últimamente por quitar ya el pape entero.

Acabado el proceso, hay que pasar la regla o una maderita plana  para acabar de pegar bien el papel.

La mesa ha ejercido la presión inferior (como un rodillo de un lado o de abajo) y la  presión superior que aplicamos con la regla nos serviría de rodillo del otro lado superior. Lo ideal sería hacerlo a la vez pero no somos una máquina.de extrusión de plásticos.

En lo de pegar bien el papel, surge vuestra duda: ¿qué hacer con las burbujas? Molestan, sobretodo si son de oxígeno... porque perdemos aire para respirar... dado que si fueran de gas de efecto invernadero, estaríamos haciendo un bien al biotopo. Y estéticamente disgustarán. Al darle con la regla, la mayoría saltan, eso antes de pegar los bordes que sobrean por la parte interior de las tapas (donde yo también incrusto el papel del precio despegado o el código de barras si es una pegatina, porque así podremos hacer operaciones de deflactación dentro de unas décadas... por ese precio me compraba yo 10 tebeos, y ahora apenas tienes para una barra de pan, manteniendo alto el abuelismo).

Si quedan, se pueden pinchar con una aguja. También se pueden ir arrastrando (es un fluido gaseoso en un plástico viscoso que no se ha pegado del todo al papel o cartón rígido inferior) hacia los bordes, incluso habiendo sido los mismos ya pegados. Se pueden rasgar con las tijeras, o con un boli. A veces no quedan mal y le dan un aspecto mejor a la portada: por ejemplo, si los pinchazos o las pequeñas burbujas dan con una zona de la portada con estrellas, a su vez pintadas por ordenador, queda mejor.

Paso 7 Se toma el tebeos, se vuelve a revisar. Se comprueba que haya quedado bien. Se pone el nombre o alguna forma de señalar fecha de adquisición (o de primera lectura), en algún lugar discreto. Si no piensas venderlo nunca, da igual donde pongas el nombre. En todo caso, siempre hay tippex o tinta correctora o pegatinas blancas o de otro color o unas tijeras o un cutter para arrancar la hoja con esa información que, pese a todo, una sexta parte de la población, cuando menos, tiene puesta de forma voluntaria por varias redes de Internet, y varios millones más ni siquiera saben que amplios segmentos esta sexta parte ha puesto información personal de otros de manera ilegal y sin consentimiento. ¿Cuántas fotos que uno no sabe estarán dando vueltas por ahí y encima vendrá el Suckenburg o algún otro ciberpillastre y dirá que son suyas cuando son mías porque es mi imagen y ni siquiera yo he puesto esa información allí?

Se cierran, se guardan. Se aplastan para que cojan cuerpo y se pegue bien el papel de forrar... y se desea tener tiempo para el paso 8 que consiste en leer y releer esos tebeos. Ocasionalmente, ordenarlos, reordenarlos, comentarlos en formato voz (las menos veces) o por Internet (las más) y a veces forear, bloguear o hacer listados sobre lo que falta o lo que faltaría, lo que uno querría, o lo que otro pide... una especie de listado de títulos publicados, publicables o que nunca serán publicados, mientras se lee y se relee.

Esto es lo que yo hago después.

Y lo demás, ¿qué harán después con los tebeos?










1 comentari:

Nani Blasco ha dit...

Vaya lección! Esto lo hacía en las clases de pretecnología!